A la valenciana

Pongámonos en situación. No has salido de Valencia pero paseas por un pueblo tranquilo (cómo describir si no el corazón de Campanar) y de repente percibes el olor a leña flotando en el aire. Llegas a tu destino, la puerta de una bonita alquería del siglo XIX, y descubres que el comando Wikipaella destaca con la distinción “restaurante de honor” al Racó de la Paella. Sabes que la de hoy no va a ser una comida más.Ayuda, cierto es, el hecho de que comer paella, una buena paella, tiene siempre para los valencianos un puntito de magia, y al Racó de la Paella se viene a comer, obviamente, paella, paella valenciana. El 90% de sus clientes se decantan por ella. El resto puede escoger entre, por ejemplo, arroz del senyoret, arroz negro, arroz de bogavante, paella de marisco, arroz de secreto ibérico con verduras de temporada, fideuà de mariscos… Arroces, todos, hechos a leña. (Precios entre 11,50 y 18 euros).Volviendo a nuestra protagonista, decir que aquí la paella valenciana se elabora sin trampa ni cartón. Como ingredientes, aceite de oliva, pollo de corral, pato, conejo, judía verde, garrofón, pimentón de la Vera, colorante, agua y sal. Dando calor, la leña de naranjo que, según nos cuenta Óscar, del equipo del restaurante, “le aporta aroma y el tono que el arroz necesita”.

Desde el Racó de la Paella definen su cocina como “una cocina de corte clásico, con los matices que aporta la visión personal, y en la que los platos muestran una clara relación con el entorno”.El amor por la terreta no solo queda reflejado en la paella. A las opciones presentadas como entrantes (hummus de garrofón, titaina, esgarraet hecho a leña, unos riquísimos buñuelos de calabaza y boletus, pepito valenciano, bonito escabechado con pil pil y caramelo de ajo, sardina ahumada…) se unen unos postres, sirvan el milhojas de crema de mandarina y la torrija de horchata con helado de leche merengada como ejemplo, que completan una carta valenciana 100%.
Mientras Guillermo atiende en sala y Rafa controla los fuegos, seguimos preguntando a Óscar cuál cree que es la razón por la que su paella gusta tanto. Él responde rápidamente: “el paladar de nuestros clientes, que sabe disfrutarla”.Algo tendrá que ver también, añadimos nosotros, su preocupación por ofrecer un buen producto, unos buenos arroces, aderezados con un trato amabilísimo y enmarcados en un local cargado de historia donde suelo, paredes y techos narran capítulos pasados de quienes, siglos atrás, vivieron y trabajaron en esta zona que hoy conocemos como Campanar y que se ha convertido en un tesoro entrañable de la ciudad.Por cierto, última anotación, el Racó de la Paella cuenta con servicio de paella a domicilio, per si de cas.